¿Y USTED A QUÉ HORA DUERME, YUKUMÁ?



Primero lo escuché en la radio, luego trabajé con él y finalmente lo leí. Durante las tres etapas de mi relación con Marco Fidel Yukumá ha estado siempre la admiración de por medio. Su ritmo de trabajo es insuperable. Estoy convencido, sin haber estado presente ni una sola vez, que una de las preguntas más recurrentes que le hacen es ¿y usted a qué hora duerme, Yukumá? Y no es para menos.


Me lo imagino levantándose muy temprano, digamos que a las tres de la mañana, para iniciar sus labores periodísticas en Caracol Radio muy a las cuatro. En la tarde, supongo, revisa trabajos, los califica y atiende la burocracia académica propia de las universidades colombianas. Y en la noche orienta sus clases en al menos dos universidades de la región. Luego, como si no fuera ya suficiente, llega a su casa, ¡lee y escribe!

Tomado de Artunduaganoticias.com

La pulsión y el amor que tiene que sentir este hombre por la literatura debe de ser muy grande, casi excepcional, pienso. Eso mismo le digo cuando nos encontramos en un café del centro de Neiva. Él sonríe, pero no dice nada, como si tuviera un antiadherente para los elogios. Cambia de tema, y me pregunta qué me pareció su última novela: Septiembre y tú. Los papeles se cambian, ahora el que sonrío soy yo. Me halaga que Yuku, como a veces el irrespeto y la confianza me lleva a decirle, quiera saber mi opinión.


Luego de sorber el humeante café campesinos y de masticar con deleite la achira con que es común que sirvan el tinto en Neiva, le digo que me alegra reconocer en la lectura que sus demonios siguen intactos, su obsesión literaria por testimoniar su particularísima forma de ver las relaciones entre la política, la historia y los destinos personales de personas que, en su cabeza, funcionan como pretexto para contar una región, un país tan convulso como es Colombia.

Tras cuatro novelas su forma de entender la literatura no ha cambiado: toma la realidad como base para la ficción, a veces de lo que ha leído y otras de lo que le han contado. Ese leitmotiv lo conduce a investigar y profundizar en la historia que va maquinando su mente y, cuando ya se siente listo y se ha documentado adecuadamente, empieza a escribir. Decirlo es fácil, pero detrás de esto hay muchas horas de consulta y lectura, lo que me lleva a repetirme mentalmente, ¿y usted a qué hora duerme, Yukumá? 


Septiembre y Tú comienza con una apuesta entre dos jóvenes, los dos borrachos, los dos de familias que se odian (los Lugo Parra y los Bonilla Ramos), los dos jóvenes marcados por un destino trágico.  El reto al que se ven abocados es besarse en público, dentro del bar Roma, en las fiestas de Garzón, Huila. A partir de este hecho se desencadena los eventos que narra la novela. Ahora bien, es necesario decir algo: detrás de la historia que se cuenta está Shakespeare. Dos familias que se odian, dos integrantes de esas familias que se aman, la tragedia perfecta del bardo inglés. Pero hay más, y es lo que más me gusta y resalto. Por un lado, la mirada sociológica de las costumbres que tienen los habitantes de estas tierras (hay un capítulo que describe un paseo de olla muy interesante), pero también el comportamiento y el sistema de valores de nuestros coetáneos: el machismo atávico, agrario, del más recalcitrante; elementos patriarcales que se recogen a partir del honor varonil, la fuerza muscular y económica del gamonal de pueblo que quiere pasar por encima de todo y de todos; que subyuga a la mujer por su sola condición de mujer. 

También destaco, le digo a mi interlocutor mientras pedimos otro café, el mapa político (o politiquero, sería más preciso) que se evidencia mientras transcurre la trama: nombres difuminados en otros pero fácilmente detectables de los líderes de aquellos partidos tradicionales que juegan con el erario público y mueven los hilos del poder a su gusto y beneficio.

“Los políticos en el Huila, como los de toda Colombia, han llegado a extremos increíbles en el desespero por apoderarse de las fuentes de poder; tienen borregos capaces de autoincriminarse, de actuar como testigos falsos; inclusive, de ir a la cárcel para protegerlos, a cambio de sumas generosas de dinero saqueado de las arcas de la administración pública. Pero nunca son ejemplarmente castigados, y cuando son descubiertos y nos les queda otro camino, apelan al tráfico de influencias, a la compra de fiscales, jueces y magistrados”.

Luego de leerle este fragmento le digo a Yuku que allí veo al periodista que no se puede quitar de encima, al que sabe mucho pero no puede decir tanto por seguridad; del periodista que sabe que la ficción es un arma poderosísima para correr el velo de la realidad.  


Finalizo con lo mejor y más destacado a mi modo de ver. La hibridación de los subgéneros: en Septiembre y tú se enlaza la novela de costumbres, la política y hasta algunos elementos del thriller (lo cual se nota en el asesinato de la estudiante boricua y en el enfrentamiento a bala en el Romeo y el Mercucio de la trama). En el amor prohibido entre Tuto y María Sofía se conjugan los destinos fatales de dos familias que se odian por razones generacionales. También se destaca el cambio de narrador hacia la mitad de la novela, que se constituye en un cambio de perspectiva, primero la de Tuto y luego de la María Sofía. Este recurso narrativo le da dinamismo a la trama y deja ver el entramado psicológico de cada uno de los dos protagonistas principales.

La novela finaliza con un acto de locura, de aquellos que solo el amor puede llevar a hacer. No haré spoiler para no dañarle la lectura de la novela a quien estas líneas lea, pero si quiero terminar con un fragmento que, a mi modo de ver sintetiza mucho de lo que se orquestó en la mente del autor:

“Las vidas cruzadas de los Lugo Parra y los Bonilla Ramos están marcadas por una cadena de rencores y desgracias, sin ninguna lógica en una época en la que la política ha dejado de ser un pretexto de odios, y se ha convertido en el más próspero negocio de copartidarios y adversarios; ahora las ideologías son apenas un vago recuerdo en la memoria de tatarabuelos y muy escasos caudillos de moda. Aun así, para estas dos familias huilenses esos repliegues del pasado siguen siendo motivo de pasión y corajes; concebimos, dolorosamente, la venganza como un inexplicable modo de vida en pleno siglo de la posmodernidad”.

Me alegra su nueva novela y la celebro, le digo a Marco Fidel, ya con respeto, con solemnidad, y me alegra porque en ella veo el coraje de quien no se cansa de decir, de ficcionar, de hacer literatura en una región que tan pocas novelas nos han entregado. Gracias por esas horas que le quita al sueño para entregarla al arte. 

Comentarios

  1. Excelente comentario, muy aterrizado, mucho contexto.... Cómo lo siguen, tengo miles de referencias de este extraordinario articulo.
    Qué bonito gracias.

    Marco Fidel Yukumá
    Un amigo

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